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Física
LA LUZ Y LA ÓPTICA
La crisis de la física clásica - 1ª parte
Las dos pequeñas nubes de Lord Kelvin
n un ambiente de
confianza generalizada en la física clásica el gran científico William Thomson,
conocido también por Lord Kelvin, llegó a afirmar que la física le parecía un
conjunto perfectamente armonioso, y en lo esencial, acabado; solamente quedaban
por ajustar algunas cifras decimales en varias medidas, no viendo en el
horizonte más que «dos pequeñas nubes oscuras».
La primera de esas nubes a la que se refería Lord Kelvin fue disipada por Albert Einstein desarrollando su teoría de la relatividad, pero a costa de modificar las ideas imperantes sobre las nociones del espacio, del tiempo, de la masa y del movimiento. La segunda nube oscura dio lugar a la introducción en la física de la idea de cuantificación o discontinuidad. Las magnitudes en física deberían variar, a escala microscópica, no como la masa del agua que se deposita en un vaso en cantidades tan pequeñas como se quiera, sino más bien a modo de cubitos de hielo, es decir, a saltos o por paquetes llamados cuantos. La física de los cuantos o física cuántica constituyó la segunda revolución que dio origen a la llamada física moderna.
La aparición del concepto de cuanto
Durante la segunda mitad del siglo XIX el problema de la emisión y de la absorción de luz por la materia atrajo la atención de los físicos de la época. A partir de cuidadosos análisis de la luz emitida por diferentes cuerpos se llegó a la conclusión de que a una temperatura dada, un cuerpo caliente emite radiación en una amplia gama de longitudes de onda, pero con diferente intensidad. Así, una varilla de hierro incandescente parece roja simplemente porque para esa longitud de onda la intensidad de emisión es máxima y el color rojo predomina con mucho sobre el resto de los colores.
La radiación luminosa
emitida por un cuerpo caliente comprende una gama continua de longitudes
de onda , pero
existe un valor de
para el cual la
intensidad de emisión es máxima y que determina el color aparente de los
cuerpos incandescentes.
Además, esa curva de distribución de la
intensidad de radiación emitida con la longitud de onda varía con la temperatura
absoluta T, de modo que su maxse desplaza hacia valores inferiores, o lo que es lo mismo, hacia la región
violeta del espectro, tanto más cuanto mayor es aquélla. Ésta es la llamada ley del desplazamiento
de Wien, que puede expresarse en la forma:
maxT = cte